La ley fundamental de la evolución teoriza la supervivencia del más apto. Se supone que el más apto suele ser el más inteligente. Las especies más inteligentes son (lo damos por descontado) las más jóvenes (evolutivamente) y complejas. Está bien. Tomemos el ejemplo de un animal muy inteligente (por ejemplo, el hombre) y uno muy estúpido ( por ejemplo, la lapa).
Cuando los primeros homínidos bajaban de los árboles y empezaban a vagar por la sabana, la lapa ya llevaba millones de años y era exactamente igual de estúpida que hoy.
Cuando los faraones construían las pirámides ( invento bastante útil y práctico, no cabe duda)...
Cuando Mike Bongiorno y Mauricio Costanzo inventaban, para nuestro bien, la televisión...
Cuando en Los Álamos, Fermi y su alegre pandilla de guasones fabricaban la bomba atómica ( y mientras los jefazos rusos y americanos coleccionaban los suficientes megatones para destruir la tierra unos cientos de veces)...
... allí estaba la lapa, pegada a su estúpida roca. Estúpida, de acuerdo. Pero allí estaba.
Cuando la humanidad haya terminado de autodestruirse ( con una tercera guerra mundial, a causa de la contaminación o vete a saber por qué otro motivo "inteligente"), allí seguirá la lapa, pegada a su estúpida roca. Tan estúpida como siempre, desde hace millones de años, pero allí estará.
OLIVIERO PONTE DI PINO
El que no lea este libro es un imbécil
pp. 38, 39
PARA EL SE HUMANO, QUE HA CONSEGUIDO CONVERTIR ESTUPIDEZ EN SINÓNIMO DE INTELIGENCIA( y esto si es mío)
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